"Precisamente cuando el frío comenzaba a acechar, decidí iniciar una fogata."
Un cigarro en la mano, cenizas en el suelo y mucho, mucho en que pensar... Fue una tarde mentalmente agitada, sentado bajo el alero de una antigua casa de campo, se encontraba un muchacho enamorado que contradictoriamente, tenia penas de amor. Por dentro, el invierno amenazaba con instalarse una larga temporada, como si su cuerpo hubiese decidido saltar la primavera, el verano y el otoño; de esta manera, olvidó la belleza de las flores al amanecer, olvidó la magia de un atardecer en la playa y también olvidó el anaranjado color de las hojas secas que adornaban el camino hacia aquel lugar que nadie conoce. Abrumado por el dolor, al mirar al cielo despejado, los ojos se le inundaron nuevamente de tristeza, pues la estaba perdiendo, y cegado por los problemas, no encontraba solución alguna, anhelaba amar, anhelaba la felicidad y la calidez que con ella su cuerpo adquiría, la sonrisa espontánea y el deseo apremiante de, -por vez primera- hacer las cosas relativamente bien.