No regresaré para plasmar la belleza de la tristeza en estas entradas.
Pretendo muchas cosas de hoy en adelante (desde hace un año más o menos).
Si bien la vida me ha regalado momentos insufribles, tengo que darle el crédito que se merece, con el obsequio maravilloso que me ha otorgado durante cuatro años, y que hace poco logre darme cuenta de que solo en él, encuentro la felicidad misma, de que solo en él me encuentro a mi misma.
Es una historia que siempre comenzará igual y por el momento también termina de la misma forma, de hecho, espero que siga así.
La vida me abrazó y con ella trajo una persona antigua para mi; nueva para la ocasión; con experiencia en nosotros mismos, Una mano de antaño tomó la mía y comenzamos a andar nuevamente, tan secretos, tan dichosos, tan felices, tan sinceros, mejor que nunca.
Tengo con él, tres de mis mejores noches/días, hasta el momento, pues las siento inolvidables, y no, no estamos hablando de el ensimismamiento y la ceguera del estar en las nubes, terriblemente enamorado, no. Estamos hablando de que, es la misma relación de hace tres años atrás, pero mejor, que es la misma relación de hace dos años atrás, pero aún mejor, de que es la misma relación que hace un año se dió un respiro que juraron eterno. Sí, las mejores noches/días hasta lo que tengo, no figura ningún otro en aquella lista, porque al parecer, ahora que veo claro, jamas hubo ningún otro.
Lo siento. No tanto, pero supongo que es prudente.
Me dirijo a ti ahora, quien sé que jamás leerá esto, quien sé que si es que sabe de esta página, ya se le olvidó. Gracias por todo lo que tenemos. Brillamos como estrellas, el mundo vibra a nuestro al rededor cuando estamos juntos. Hay tanto que quisiera poder escribir, pero no es necesario, pues tu sabes todo lo que te quiero, todo lo que significas para mi, paz, amor, amistad, tranquilidad, mañas, sinceridad, autenticidad, viajes, juegos, sueños, más. Ahora te extraño, estamos lejos, hoy desperté con un abrazo y me duermo a 4 horas de distancia. Aun así te siento conmigo.
