viernes, 5 de abril de 2024

Update de mi versión adulta y las dudas que me quedaron

He entendido mucho de mi en los últimos años.

En el viaje, encontré al inquilino sucio que saboreaba mis ansiedades del momento. Lo estoy conociendo. Dicen que este tipo de cosas se desarman desde dentro.

Trabajo en mis experiencias porque pronto voy a tener una responsabilidad muy grande, decidí una profesión que me enamora cada día, pero me desafía a ser experta en conocerme, para conocerte después.

Ya no soy esa persona soñadora de lo efímero, los climas lluviosos y nublados ya no me cantan canciones, ni me susurran secretos. Así que ya no se cuando contactarte, y aunque fuera en cualquier momento, ya no sería lo mismo. 

Que curioso es, que pareciera ser que los obstáculos que existían en el pasado mantenían una parte sabrosa de esa historia. Ahora somos adultos.

Hablas del agua y del aceite, de lo incompatible, de lo que quema. Yo me pregunto, ¿Que es lo que te quema?, ¿El recuerdo o la incompatibilidad?

Incompatibilidad, yo no usaría esa palabra. Creo que siempre fuimos todo lo contrario. O al menos así es como suena mi parte de la historia, la tuya, para mí, siempre ha sido un secreto guardado bajo siete llaves.

Me pregunto también,  como es que te planteaste esta cuestión de la ironia, si es señal o es el querer ver esas cosas antojadizas del recuerdo.

Quizás lo tuyo, lo mío, haya pertenecido eternamente a lo oscuro, lo oculto. Teñido con un poco de veneno, que haga mal, pero que no sea mortal.

Quizás sacarlo de las burbujas es lo que lo volvería mortal, porque nos conocemos tanto que no podríamos salir de ahí, porque aunque ninguno de nosotros lo acepte por completo, siempre hemos encontrado lo que buscábamos al otro lado del teléfono. 

No lo reconocerías jamás, pero te conozco lo suficiente.

J.