miércoles, 20 de febrero de 2013

Normal.




Era uno de esos días, en los cuales las nubes están pero no son perceptibles, de esos días en los que el frío está pero se siente casi cálido, de eso días que quizá puedan terminar tristes pero guardas la esperanza de que no sea así.

Era otoño, las hojas caían como simples trozos de papel bronceado, con la paz y armonía que a merita una buena tarde, una de esas de campo, de tierra, de chalecos de lana y la compañía de un solitario y débil rayito de sol. Tranquilidad, sí, tranquilidad era lo que él sentía al caer rendido sobre aquellas hojas, al reposar bajo un viejo árbol, al soñar que la vida no es perfecta pero si es alegre, llena de colores y metas por cumplir, sí era eso, exactamente lo que se percibía en sus ojos, en aquella dulce mirada como la miel, sí, tan dulce, tan suave, tan llena de si misma, una mirada resplandeciente y satisfecha...
Y yo, desde detrás de los matorrales, le observo, y es ahí donde se encuentra la esencia del vivir, del ser uno mismo, de no vivir con recetas, ni guías, ni instrucciones, ¡NO! es.. vivir sin más! vivir porque si, porque te gusta, porque esperas ansioso el próximo segundo, el próximo minuto, la próxima hora... ya que no sabes lo que vendrá, porque no vives planeando, si no... disfrutando de cada sensación y de cada brisa mañanera que te besa el rostro. Y pienso... quizá ya sea tiempo de vivir, quizá ya es tiempo para mi, y no para los demás aunque egoísta suene, pero he pasado mi vida viviendo para conseguir la felicidad de otros... y me he postergado, quizá ya es hora, quizá es mi hora para mirar el mundo de otro modo, desde el otro lado, quizá es hora de dar vuelta una página y comenzar a escribir en una nueva, una limpia y sin recuerdos, ni amargos, ni dulces, ni buenos, ni malos... tal vez es ahora, tal vez hoy es el día para comenzar a no amargarse, tal vez aún estoy a tiempo de aprender a vivir, a tiempo de ser yo quien vea esas bronceadas hojas, ser yo quien se recueste bajo un viejo roble, y que al soñar el árbol me susurre a través de la brisa, a través de los rayos de sol que se logran escapar, que me cuente una historia mágica, no de duendes ni princesas, si no que... una diferente, una historia de vida, mi vida.





FEBRERO, 2012

Pd: Y si quien me inspiró a escribir esta entrada, lo lee por alguna casualidad... Hey tú, P.S.F.U, gracias por hacerme la chica más feliz del universo, la más linda, la más suertuda... Gracias por alentarme a seguir escribiendo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario