miércoles, 20 de febrero de 2013

Un ángel.


En ocasiones como ésta cuando sientes que ya nada mas queda, que nadie nos escucha ni comprende, es ahora cuando entendemos que estamos solos, con esto no quiero decir que hoy, en este momento  lo estemos, si no que siempre… de forma inconsciente sabemos que nunca habrá nadie que nos entienda al cien por ciento, pero sí existen personas que sin pensar igual que nosotros, pueden ser de gran ayuda, y cuando no las tenemos a nuestro lado, sientes que poco a poco desfalleces, o algo te consume…tristeza quizá, desolación tal vez.

Difícil es hablar cuando se está ofuscado, difícil es hablar de respeto cuando de forma repentina te sientes más que superado por tus propios límites.

Hay ocasiones en las que realmente un se siente más solo que nunca, existen momentos que por más dolorosos que sean, los disfrutamos, por otro lado, los momentos felices tratamos de arruinarlos en cuanto podamos… será que ¿nos gusta el dolor? ¿El sufrimiento? Ese es un agujero profundo del cual no es fácil salir a flote solo.

Es entonces cuando se enciende una luz, la esperanza, es cuando aparece de lo mas recóndito un ángel, un amigo, un Camilo, un Javier.

Es cuando los problemas se eliminan con un solo abrazo, una sonrisa, un hálito de apoyo y amor. Es cuando las lágrimas cesan y se convierten en simples y armoniosas risas, es cuando pasas de una mirada triste y fugaz a una sonrisa llena de vida y alegría.

Es cuando dejan de importarte los problemas y estos últimos son motivo para vivir la vida loca.
Son esas personas capaces de devolverte la felicidad en un instante, devolverte los colores en un chasquido, la luz en un solo click y la vida...con sólo su presencia.

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